miércoles, 24 de junio de 2009

Vivir




¿Qué era el hombre?
¿En que parte de su conversación abierta
entre los almacenes y los silbidos,
en cuál de sus movimientos metálicos,
vivía lo indestructible,
lo imperecedero,
la vida?
1

Hoy vivimos en una sociedad en la cual las ambiciones y el hermetismo de la personas abarca un punto fundamental en sus vidas.
Dicha característica nos ha transformado en una sociedad conformada por masas; ya no hay cabida para la propia identidad, claro que esta se expresa, pero es catalogada con un “¿de dónde salió este?” o “ah, es desadaptado”, mas, acaso ¿estamos diseñado para pensar homogéneamente?; la respuesta simplemente es No. Mirémonos, no somos iguales, y partamos de la base que no podemos ser iguales porque cada persona por el hecho de existir ya es única y tiene su esencia, entonces, ¿Qué nos pasa que nos empeñamos en seguir lo que se DEBE hacer, lo que las reglas sociales dictaminan, lo que nos haga ser normales y pertenecer al grupo?, incluso a veces hasta renegando de nuestra propia identidad, reprimiendo nuestros propios impulsos y anhelos porque… “porque no puedo hacerlo”, “porque es incorrecto”, “porque es diferente a lo que estoy acostumbrado”, etcétera, etcétera. Sin embargo, ¿Quién dice que no puedo?, ¿Quién dice que es lo correcto? ¿Quién nos acostumbro a esto?. La sociedad.
Nos ajustamos a lo que esta nos dice, muchas veces llegando a transar hasta nuestros sueños e ideales.
A esto agreguémosle que nos hemos transformado en personas consumistas, pre-ocupados de tener más, más, y de ir acumulando lo que reunimos. Nos volvemos fríos e inaccesibles, y así va pasando el tiempo, vamos creyendo que necesitamos miles de cosas materiales para ser felices, sin embargo, nos olvidamos de las cosas que van mas allá del materialismo, nos olvidamos de nuestros propios sentimientos, deseos y expresiones; mientras sigue pasando el tiempo, y así vivimos, sumisos y dormidos en una sociedad hermética a la que ya no le importa nadie, que está inmersa en la monótona rutina de la vida cotidiana resignada al destino que la sociedad le impone, muchas veces sin siquiera darse cuenta de que uno mismo eligió esta forma de vida.
Olvidamos que somos seres humanos, no maquinas programados para producir riquezas, que en el fondo hacen un juego con nosotros , ya que necesitamos más y más cosas, las producimos, las satisfacemos, pero nuevamente necesitamos más, y así se va volviendo un circulo viciosos, en que más que riqueza, lo que vamos acumulando es una carencia interior. Por lo q ue, en este juego, ¿Dónde quedan las necesidades afectivas? Generalmente olvidadas por el afán materialista que solo nos deja vacio en el alma, porque las necesidades materiales son solo eso, las satisfacemos y fin, pero no logran trascendencia en nuestro ser.
“No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.
Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.
Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres.” 2

Lo más curioso es que generalmente vivimos sumergidos en esto, y no nos damos cuenta de que estamos dormidos. La vida se reduce a un trabajar – producir para vivir, pero ¡reaccionemos!, esto no es vida, la vida no puede ser solo esto. Tenemos la oportunidad de probar y experimentar todo lo que el mundo nos ofrece, todo lo que nosotros mismos nos sentimos impulsados a realizar. No desperdiciemos esta oportunidad, porque mas arde no nos podremos arrepentir, y agreguémosle el peso de que esta decisión es de exclusiva responsabilidad propia.
Surge la pregunta ¿En qué momento nos transformamos en esto? En qué momento dejamos de ser seres vivos para transformarnos en maquinas programadas socialmente. Ya no nos miramos a los ojos, las personas están tan preocupadas de si mismas que ya no se interesan por el resto, incluso, si llegase a haber interés: no hay tiempo; así, evadimos el contacto visual con el otro. Ya no nos tocamos, caminamos en las calles pretendiendo y cuidando no rozar a alguien, y si llega a ocurrir pedimos disculpas, como si fuese algo malo, nos negamos el tacto. Ya no nos escuchamos, oímos pero no nos interesamos por el otro. Hemos dejado de sentir el aroma de las flores. Hemos perdido el gusto por saborear los detalles de la vida; en resumen, hemos bloqueado nuestro sentidos, nos medimos, nos medimos para no cometer errores, sin embargo, ahí esta el error, pretendiendo vivir contenidos y reprimido; así, hemos perdido la capacidad de interactuar con nuestro entorno.
“Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.
Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.”3
Y miremos los rostros en las calles, en las micros, en los metros, en las oficinas etc. La gente tiene rostros que irradian apatía, cansancio y desmotivación por vivir, muy pocos ríen o se expresan. El tedio, la angustia y el fastidio se apoderan de nosotros, y lo mas desilusiónante es que lo permitimos, pensando que la sociedad es así y no cambiara, resignándonos a que así esta destinada nuestra vida y punto. Pero basta. si se logra dimensionar que no se trata solo de una sociedad ajena de nosotros, una sociedad que estamos inmersos, podríamos cambiarla, permitiendo que cada una aporte con su esencia para lograr algo nuevo, diferente, tal vez mejor.
Desistematizemonos y no nos obliguemos a cumplir porque debemos, mejor dejémonos llevar por lo que queremos hacer hoy, hoy es cuando y el único presente en el cual estamos situados, permitámonos vivir nuestra locura y expresión que no tienen porque ser buenas o malas, simplemente son ,y eso es lo importante ,son, están y entonces ¿Qué esperamos para darnos tiempo nosotros?
1) La poderosa muerte. Los Jaivas.
2)Discurso el gran dictador. Charles Chaplin

Melania Olave Diaz.

De que hablamos,cuando hablamos de Valparaíso



En el mayor de los casos se habla de una ciudad: cultural, universitaria, llena de casas coloridas, cerros, diversidad, noche bohemia etc...
Pero lo cierto es que no podemos hablar nada de eso, si no se esta consciente de ellos.
Cuando estamos siendo oyentes constantemente de nuestros propios pensamientos, sueños, caricias y caídas, podríamos entender lo que Valparaíso significa, desde su más pura profundidad. Se convierte en una nueva mirada de una expresión exterior, reflejada en nuestro interior olvidado y extravagante. Valparaíso se vuelve incosciente, lleno de recuerdos, música y conocimiento.pero que se habla sobre libertad…
Libertad y poder van de la mano, es una elección que es necesario ejercer cuando se vive, porque los destinos cambian, las noches cambian, las ideas sufren un florecimiento inevitable.
Las potencias hablaran de una ciudad universitaria, yo hablo de una ciudad sin miedo a nada,sumergia en la locura, amores propios, amores lujuriosos, pero sobre todo pasión. Pasión por el sentir nuestra propia locura.

La muerte en esta ciudad tan particular se vuelve una odisea constante.Hay que pensar que si conocemos las distintas historias que han ocurrido en Valparaíso, no ha habido ninguna persona que no halla proyectado un cambio en su vida esto ocurre ya que experimentamos una metamorfosis de nuestro interior al sentir esta ciudad, la sociedad queda atrás y comienza a vivir el alma, las pasiones renacen desde el más oscuro de nuestros sentidos.El cielo es azul,los Ángeles salen desde la oscuridad para mostrarnos este mundo nuevo lleno de silogismos que nos invitan a descubrir lo que somos, si queremos o no empezar a oír nuestros propios pensamientos.


Maria jesus Alvarado.

Editorial


“De qué hablamos cuando hablamos de Valparaíso, y como nos hemos transformado en una sociedad tan moldeada por nosotros mismos; son los artículos que abarcaremos en este blog. El cual pretende incentivarnos a abrir los ojos y descubrir una nueva mirada del entorno en que vivimos, en donde ni siquiera lo vivimos como tal, algo nos está vendando los ojos y no nos deja reaccionar. Por eso ¡despertemos! Intentemos ver más allá y asi poder llegar a la esencia, nuestra esencia, donde las cosas más simples tienen un significado".